DIBUJO

Difuso es una serie de dibujos sobre lienzo en donde la noche es protagonista. Retratos y objetos en los que el grafito explora diferentes tonalidades de gris, siendo la luz y el color subsidiarios de una penumbra habitada por noctívagos: rostros, manos, cigarros encendidos, el detalle de la clavícula de una mujer que esconde su rostro. Vida y movimientos que se dan en un escenario onírico al que sólo tiene acceso el artista, intruso que capta la esencia del instante. El formato de cada obra y su marco también son determinantes, ya que todo sucede a una distancia y en una medida que le otorgan poder a cada pieza. El retrato, que ha sido una constante en la propuesta plástica de Diego Díaz, adquiere en esta muestra una dimensión que va más allá de la pureza técnica, y que permite que cada imagen sea asumida como el fotograma de una escena viva que atraviesa una noche de la que solo podemos ver su revés.

Natalia Castillo Verdugo.
Directora AMA+

Sobre  los dibujos barrocos.
Sus jóvenes personajes son representados con la seguridad y percepción de los viejos maestros, pero su apariencia contemporánea así como la atmósfera bohemia de donde surgen con precisión admirable, los vincula claramente con el aquí y el ahora, es decir con un tiempo en el cual la bohemia ya no representa una actitud anti burguesa sino un pasatiempo salpicado de drogas y de alcohol, experiencia aceptada y habitual en el acontecer urbano.

Eduardo Serrano
Curador de arte

Sobre los dibujos nocturnos.
Sus papeles revelan y ocultan simultáneamente. Revelan un tiempo, unas circunstancias, una situación que en el caso de los papeles negros está patentemente relacionada con la noche, pero que al permitir observar sólo un detalle puntualmente iluminado, oculta lo aledaño y posibilita al observador para ver inclusive más allá de los límites físicos de la obra, supliendo con sus conocimientos y experiencias el resto de la escena.

Eduardo Serrano
Curador de arte

Sobre los dibujos rojos
Rojo” es una serie de dibujos sobre lienzo en donde el indiscutible protagonista es el color rojo y su carga simbólica; el rojo y la desnudez. Aquí, Diego Díaz da cuenta de su maestría técnica y utiliza el color para crear una atmósfera erótica y pasional. El formato y la composición espacial de cada pieza, como es frecuente en este artista, adquieren una singular importancia: diminuta, exilada en un ángulo de la obra, una figura humana se abstrae al mar de rojo que la circunda. En otro extremo una pareja se entrega al abrazo, en un mundo marciano en donde todos parecen eludir la mirada del espectador. Son retratos orgánicos del deseo que dan cuenta de viajes secretos, y  de su intensidad. Introspecciones que le escamotean a la sangre su fuerza y su color.

Natalia Castillo Verdugo.
Directora AMA+

Sobre los dibujos rojos